Para un día de lluvia como hoy -si bien el paraguas se quedó en casa-, decidí ponerme mi abrigo azul taan calentito de Benetton. Son pocas las veces que cotilleo por esa tienda (en mi opinión, la mejor parte es, cómo no, la de niños), pero en Plaza Norte estaban de liquidación y decidimos entrar. Obviamente, cuando vi el abrigo fue amor a primera vista: Ahora no me pongo otro. Es práctico y muy muy favorecedor.
En cuanto al resto del look, opté por mis pantalones azules de Zara, los cuales ya tienen sus añitos y habría que desterrarlos ya (de hecho, no hay más que ver el bajo), pero para evitar el efecto Pitufina, me calcé con mi nueva y marrón adquisición: Zapatitos de Strover.
En cuanto al resto del look, opté por mis pantalones azules de Zara, los cuales ya tienen sus añitos y habría que desterrarlos ya (de hecho, no hay más que ver el bajo), pero para evitar el efecto Pitufina, me calcé con mi nueva y marrón adquisición: Zapatitos de Strover.
¡¡Me chiflan!! Han sido un regalo, y para lo quisquillosa que soy (es muuuuuy difícil elegir unos zapatos que me gusten), han sido un verdadero acierto. Además que son súper cómodos. Lo dicho, que me encantan.
Ya viendo que empezaba a llover con más fuerza -y que nuestros estómagos empezaban a hablar su propio idioma-, terminamos metiéndonos en el centro comercial de Príncipe Pío. Por las tiendas pasamos de largo, he de reconocerlo: Nos dirigimos directamente hacia la zona de restaurantes, y tras una pequeña y difícil disputa (¿Pasta, tapas, kebabs?) optamos por lo último. ¡Los dürüms se han convertido en mi pleasure prohibido!
Ya viendo que empezaba a llover con más fuerza -y que nuestros estómagos empezaban a hablar su propio idioma-, terminamos metiéndonos en el centro comercial de Príncipe Pío. Por las tiendas pasamos de largo, he de reconocerlo: Nos dirigimos directamente hacia la zona de restaurantes, y tras una pequeña y difícil disputa (¿Pasta, tapas, kebabs?) optamos por lo último. ¡Los dürüms se han convertido en mi pleasure prohibido!
En cuanto a la chaqueta que veis en la foto, tiene su pequeña historia. O quizá no: Meses atrás fuimos a tomar café al Burger Queen, y, en un descuido mío bastante tonto, me levanté, dejando la chaqueta en cuestión sobre la silla. Os prometo que no fueron más que unos quince segundos, pero cuando regresé al asiento, et voilà!, ya se había evaporado. Afortunadamente no llevaba nada encima de valor, pero aún así, fue un disgusto bastante gordo. Estuve buscando una parecida durante meses, hasta que al final compré una exactamente igual que la anterior, en el mismo sitio, y por el mismo precio. Eso sí, una talla más grande, porque este año que llevo trabajando entre hamburguesas me han pasado bastante factura... y entre eso y los turrones que todavía no he quemado... Nada, que un día de éstos tengo que ponerme a dieta. Qué ganas de comer chocolate me han entrado ahora mismo.
Muchas gracias por leerme, ¡¡y muchas gracias más si dejas un comentario!! ¡¡Nos leemos!! ¡Un beso enorme! (;